viernes, 25 de mayo de 2007
Albert Fish - El Abuelo Asesino
Fish nace en 1870. En su familia existen numerosos antecedentes de perturbación mental, empezando por su madre que oye voces por la calle y tiene alucinaciones, dos de sus tíos internados en un psiquiátrico, y un hermana demente.
Desde muy niño se siente atraído por el sadomasoquismo, se divierte infligiendo dolor a los demás y sobre todo a él mismo. Sigue con atención los artículos de crímenes en la prensa, y colecciona sobre todo aquellos de los asesinos en serie caníbales, con los que se siente identificado.
A los veinte años mantiene relaciones homosexuales y ejerce la prostitución homosexual en Washington, en dónde viola a un niño y asesina a su primera víctima.
En esa época comienza a sufrir alucinaciones de tipo religioso y vive obsesionado con la idea del pecado, creyendo que la única forma posible de expiación es a través del sacrificio personal y el dolor. Él mismo se inflige castigos masoquistas automutilándose, frotando por su cuerpo desnudo rosas con espinas, hundiéndose agujas de marinero en la pelvis y en los órganos genitales... en una ocasión es sorprendido en su habitación completamente desnudo, masturbándose con una mano y con la otra golpeándose la espalda con un palo del que sobresalen unos clavos. A cada golpe grita de dolor, mientras la sangre se desliza por sus nalgas. En alguna ocasión afirma ser Jesucristo, que San Juan le habla y que el mismo Dios le ordena cometer sacrificios humanos.
"Escuchaba voces que me decían cosas y, cuando no las comprendía todas, trataba de interpretarlas con mis lecturas de la Biblia... entonces supe que debería ofrecer uno de mis hijos en sacrificio para purificarme a los ojos de Dios de las abominaciones y los pecados que he cometido. Tenía visiones de cuerpos torturados en cualquier lugar del Infierno..."
Albert Fish fue capturado por la policía el 13 Diciembre de 1935, lo logra a través de una carta de Fish enviada a la madre de la víctima que había secuestrado, en dónde le cuenta sus aficiones por el canibalismo y cómo se decidió a probar carne humana por primera vez con el cuerpo de su hija.
El propio Fish lo reconocería: "No soy un demente, sólo soy un excéntrico. A veces ni yo mismo me comprendo".
Una vez detenido, se confiesa además autor de otros muchos crímenes y demás aberraciones que había estado llevando a cabo durante toda su vida: su deseo irresistible de comer carnecruda las noches de luna llena, que le valdría el apodo de "el Maníaco de la Luna", sus crímenes más atroces, algún acto de vampirismo como el caso de un niño de 4 años al que flageló hasta que la sangre resbalaba por sus piernas, luego le cortó las orejas, la nariz y los ojos, le abrió el vientre y recogió su sangre para bebérsela a continuación, además de desmembrarlo y prepararse un estofado con las partes más tiernas. "...Decidí comérmela. La llevé a una casa abandonada en Westchester en la que me había fijado. En el primer piso me desvestí completamente para evitar manchas de sangre. Cuando me vio desnudo se echó a llorar y quiso huir, pero la alcancé. La desnudé, se defendió mucho, me mordió y me hizo algunos rasguños. La estrangulé antes de cortarla en pedacitos para llevarme a casa toda su carne, cocinarla y comérmela. No pueden imaginar cuán tierno y sabroso estaba su trasero asado. Tardé nueve días en comérmela por completo. No me la tiré, aunque hubiese podido hacerlo de haberlo querido, murió virgen".
También narra la historia de un joven vagabundo al que obligó a realizar toda clase de actos sádicos, masoquistas y coprófagos durante dos semanas, además de cortarle las nalgas en varias ocasiones para beber su sangre. Finalmente intenta cortarle el pene con unas tijeras, pero cambia de opinión al ver el sufrimiento del chico y arrepentido le da diez dólares dejándolo huir.
Ante el psiquiatra explicó que por orden divina se veía obligado a torturar y matar niños, el comérselos le provocaba un éxtasis sexual muy prolongado.
Durante el juicio quedó probado que realizó todo tipo de perversiones con más de 100 niños matando además a 15. Se descubrió también su extraño gusto por hacerse daño a sí mismo, uno de sus sistemas favoritos era clavarse agujas alrededor de los genitales. Una radiografía descubrió un total de 29 agujas en el interior de su cuerpo (algunas con tanto tiempo que habían empezado a oxidarse). Le gustaba comerse sus propios excrementos, o introducirse trozos de algodón empapados con alcohol dentro del recto y prenderles fuego En otras ocasiones había intentado introducirse agujas debajo de las uñas, pero no tardó en renunciar a ello cuando el dolor se hizo insoportable.
Estas declaraciones acerca de sus víctimas le cuestan a Fish la sentencia de culpable por crímenes con premeditación tras diagnosticarlo psicótico, pero cuerdo.
Es condenado a la silla eléctrica y ejecutado en la prisión de Sing Sing el 16 de enero de 1936.
Cuando se le preguntaba por la cifra exacta, respondía sonriendo: "Por lo menos cien".
Tubo una sorprendente reacción después de ayudar a los guardias a colocarle los electrodos, y se mostró entusiasmado.
Albert Fish se llevaría a la tumba su mayor secreto, el número de personas que habría asesinado. Las opiniones de los psicólogos son contrastadas en ese aspecto, unos hablan de varios centenares de víctimas, mientras que otros estiman que no hubo más de cincuenta. Finalmente se le acusa de haber asesinado un total de 15 niños, la gran mayoría procedentes de las capas más pobres de la población
"Que alegría morir en la silla eléctrica. Será el último escalofrío. El único que todavía no he experimentado..."
Mitomanías 2
1- Es imposible chuparse el codo.
2- La Coca Cola era originalmente verde.
3- Es posible hacer que una vaca suba escaleras pero no que las baje.
4- American Airlines ahorró U$S 40.000 en 1987 eliminando una aceituna de cada ensalada que sirvió en primera clase.
5- El porcentaje del territorio de África que es salvaje:28%. El porcentaje del territorio de Norteamérica que es salvaje: 38%.
6- El graznido de un pato (cuac, cuac) no hace eco y nadie sabe por qué.
7- Multiplicando 111.111.111 x 111.111.111 se obtiene 12.345.678.987.654.321.
8- El Pentágono tiene el doble de baños de los necesarios. Cuando se construyó, la ley requería de un baño para negros y otro para blancos.
9- Los diestros viven en promedio nueve años más que los zurdos.
10- Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare son considerados los más grandes exponentes de la literatura hispana e inglesa respectivamente; ambos murieron el 23 de abril de 1616...
11- En la antigua Inglaterra la gente no podía tener sexo sin contar con el consentimiento del Rey (a menos que se tratara de un miembro de la familia real). Cuando la gente quería tener un hijo debían solicitar un permiso al monarca, quien les entregaba una placa que debían colgar afuera de su puerta mientras tenían relaciones.La placa decía "Fornication Under Consent of the King" (F.U.C.K.). Ese es el origen de tan famosa palabrita.
12- En los conventos, durante la lectura de las Sagradas Escrituras al referirse a San José, decían siempre "Pater Putatibus" y por simplificar "P.P.". Así nació el llamar "Pepe" a los José.
13- La zona de México conocida como Yucatán viene de la conquista cuando un español le pregunto a un indígena como llamaban ellos a ese lugar. El indio le dijo: "yucatán". Lo que el español no sabía era que le estaba contestando: "no soy de aquí".
Henry & Otis (Dios los cría....)
Henry Lee Lucas era un sádico bisexual que asesinó a once personas incluyendo a su propia madre, Viola Lucas, que le parió sin querer tenerlo y le crió a palizas.
Siendo niño vio a su madre prostituirse pero quizás le hiciera más daño ver cómo su madre golpeaba también a su padre, Anderson Lucas, un alcohólico al que le faltaban las piernas, o peor aún, soportar que le vistieran como si fuera una niña. Por supuesto se crió desnutrido, sin atención, sin educación ni valores.
Sus primeras experiencias sexuales fueron con animales a los que luego asesinaba.
En 1950 los padres tuvieron una discusión que terminó con la marcha del padre. al día siguiente lo encontraron muerto en el bosque. Henry Lee no quiso quedarse a vivir solo con su madre y se marchó también pero como era joven y no sabía hacer nada se dedicó a robar, lo que le llevó a reformatorios y a la penitenciaría.
En la cárcel tuvo sus primeras experiencias sexuales con hombres y cuando salió de allí, por el 59, volvió a casa de su madre pero para asesinarla y luego hacer el amor a su cadáver. Por supuesto le detuvieron y le sentenciaron a prisión y cinco años de reclusión en un centro psiquiátrico. Allí se le diagnosticó como suicida y psicópata sádico y se mencionaron diversas desviaciones sexuales.
En 1970 y sin estar curado abandonó la cárcel y se marchó a vivir a casa de su hermana y su cuñado. Estos estaban engañados respecto a su salud. Le creían curado. Henry Lee trató de no llamar demasiado la atención pero se cargó al perro de la familia.
Más adelante se casó con una amiga de su hermana que tenía dos hijas. Ella trabajaba y él solía quedarse en casa con las niñas. Henry Lee violaba a la pequeña (8 años) y obligaba a mirar a la mayor (9 años).
Un día, ¡toda una bendición para las niñas!, abandonó a la familia y se largó a recorrer el país.
Estuvo asesinando en solitario hasta que en Miami conoció al que se convertiría en su amante y consejero: Otis Toole, un psicópata apodado "el caníbal de Jacksonville".
A Henry Lee Lucas se le relacionó con unos 300 casos más aunque él habló de 900.
Su vida se hizo pública en el mundo cinematográfico cuando John McNaughton la narró en 1989 en el largometraje "Henry: retrato de un asesino".
OTIS TOOLE, el caníbal de Jacksonville
Otis Toole vivió una infancia lúgubre y de abusos marcada por una abuela satanista y una hermana que le sometió a todo tipo de perversiones sexuales desde que Otis tenía seis años. A los 7 años ya se vestía de niña, era algo retrasado. Se libró de su hermana cuando a ésta la metieron en un reformatorio pero se hizo amante de un vecino.
Le fascinaba el fuego y se masturbaba después de prender fuego a una casa. Se convirtió en un adicto sin recuperación a las drogas y el alcohol antes de cumplir los diez años.
Con 13 años se ofrecía gratis para hacer felaciones a los borrachos, con 14 años cometió su primer asesinato y cuando tenía 25 ya había cumplido trece condenas.
HENRY LEE y OTIS
Años después Toole se enamoró de Henry Lee Lucas sin saber que ambos tenían la misma perversión necrófila (entre otras cosas en las que también coincidieron). A Otis le faltaba la inteligencia que tenía Henry Lee, y a éste le faltaba la fuerza bruta de Otis. Ambos descuidaban su higiene pero lograban acercarse a las personas por su "simpatía".
Juntos se dedicaron a asesinar y descuartizar por la autopista I-35 repartiendo luego los trozos por todo el país, lo que hizo que la policía tuviera problemas para encontrar pistas. Henry Lee Lucas violaba y asesinaba preferentemente mujeres con cuchillo, y Otis se dedicaba a los hombres y les disparaba.
Otis no abandonó su piromanía y juntos quemaron vivo a un anciano en su casa.
Una sobrina quinceañera de Otis que parecía tener diez años se unió a la pareja en sus andanzas. Llamaba a las puertas de las casas y cuando se abrían las puertas entraban de golpe. Se hizo novia de Henry y los problemas con Otis comenzaron, porque Henry, que quería comportarse como una persona normal, dejó de asesinar para dedicarse a su novia. Durante un tiempo incluso se dedicaron a cuidar de una anciana, pero Henry no aguantó mucho tiempo y se largaron a la carretera. Tras vivir en otro pueblo la joven pidió a Henry que le llevara a ver a su familia a Florida. Esto no gustó a Henry pero aún así aceptó. Hicieron auto-stop y surgió una discusión que terminó con la jovencita asesinada con el famoso cuchillo de Henry, directo al corazón. Una vez muerta le hizo el amor. Este sucio psicópata diría más adelante que aquel fue el mejor polvo con su chica.
Como no debía ser muy lúcido volvió a visitar a la anciana que la chica y él estuvieron cuidando sólo para asesinarla y esta vez había pistas tras él. Al final fue detenido y terminó confesando no sólo sus dos últimos crímenes sino tantos otros de los que ni siquiera era sospechoso.
Con Henry Lee caía también Otis, que fue detenido y hasta confesó haber compartido algunos de los crímenes de su amante. En sus declaraciones, Otis dijo haber pertenecido a una secta satánica para la que secuestraban niños que luego les servían para sus sacrificios rituales o incluso snuff-movies. Además confesó haber ganado dinero vendiendo niños a México que utilizaban bien para venderlos a gente rica, bien para que los usaran en películas pornográficas.
Entre sus aterradores confesiones está la de haberse comido partes de cadáveres, beberse su sangre, o violarlos después de mutilarlos. Enfermos y para que les hicieran lo mismo a ellos pero...
A Otis le cayó cadena perpetua y murió finalmente en la cárcel, y a Henry, pena de muerte. Esta fue rechazada finalmente en 1988 y Henry siguió vivito y coleando en prisión con un cómputo de 11 asesinatos demostrados.
El caso Varginha - Hito de la Ufología Moderna
Como esperaban encontrar un animal, iban equipados con jaulas y redes. Según los periodistas que entrevistaron a varios testigos, los bomberos subieron por una pendiente hacia las zonas boscosas del parque, donde quedaron estupefactos ante una extraordinaria visión.
Ante ellos tenían murmurando un bípedo de un metro de altura, ojos de color sangre y extraña piel aceitosa y marrón. Los testigos describieron la criatura con tres protuberancias en su frente y una abertura muy pequeña como boca. También producía un extraño sonido zumbante, aparentemente no muy diferente del de un enjambre de abejas, y parecía estar herido.
Contacto militarMientras los bomberos se disponían a capturar a la criatura, el jefe de la brigada llamó a la cercana base militar. El comandante de la base, el general Sergio Coelbo Lima, envió inmediatamente sus tropas a la zona para aislar el parque.
Un hombre observó el incidente desde la terraza de una casa cercana, era el ayudante de construcción Henrique Jose. Posteriormente, dijo a los investigadores que cuatro bomberos atraparon a la criatura con sus redes, la encerraron en una caja de madera y la entregaron a los militares. Después de todo el mundo abandonó la escena rápidamente.
Si el general Lima se congratuló por la eficiencia de la operación, pronto se desilusionó. Más tarde, en el mismo día, el investigador de ovnis Ubirijara Franco Rodrigues, que desconocía el primer incidente, fue informado de otro extraño avistamiento. Una serie de llamadas telefónicas llevaron a Rodrigues a entrevistar a tres chicas que decían que, hacia las 3.30 de la tarde, habían visto una extraña criatura acurrucada junto a un edificio del Jardim Andere (muy cerca de donde fue capturada la primera criatura).
Las chicas dijeron a Rodrigues que la criatura tenía tres protuberancias en la frente y parecía "el demonio". Aterrorizadas, corrieron lo más rápidamente que pudieron a su casa y se lo contaron a la madre de dos de ellas. Mientras tanto, los bomberos y los militares habían sido avisados por los asustados vecinos sobre la segunda criatura que, al igual que la otra capturada el mismo día, parecía herida. La calle se llenó de una multitud para ver cómo los bomberos y los militares capturaban a la criatura con redes y desaparecían rápidamente.Se cree que el general Sergio Coelho Lima, inició una prohibición de seguridad. Pero igualmente se filtro información que dio a conocer el caso.
Campaña publicitaria
Sólo fue cuestión de tiempo que Ubirijara Franco Rodrigues se cruzase en el camino de Rodrigues e Pacaccini, un investigador colega. Pacaccini estaba investigando los acontecimientos de la mañana del 20, pero no sabía nada del segundo incidente. Los dos ufólogos se dieron cuenta rápidamente de que estaban investigando dos avistamientos ET distintos. Decidieron unir sus esfuerzos y lanzar una campaña de folletos solicitando entrevistas con más testigos.
Muy pronto, los rumores de que se habían capturado dos extraterrestres se difundieron y aparecieron en varias revistas brasileñas. Los ufólogos de todo el país acudieron a Varginha, tratando de averiguar exactamente qué había sucedido. Se hicieron reuniones, se notificó a la prensa local y, pronto, más de sesenta testigos se pusieron en contacto con los investigadores.
A diferencia de la gran mayoría de casos de ovnis, varias de estas personas eran militares. Muchas familias de Varginha tienen parientes que sirven en las fuerzas armadas y muchos de ellos comentaron abiertamente el incidente del 20 de enero mientras desayunaban en su casa. A los investigadores se les dijo repetidamente que el hermano o el marido de alguien había sido testigo o había intervenido en uno de los incidentes. Les ofrecieron sus nombres y rangos, y los investigadores no perdieron tiempo en buscarlos.
No había duda de que los dos incidentes ocurrieron el 20 de enero en el distrito de Jardim Andere, pero lo que querían saber los investigadores es qué había sucedido después de esto. A medida que los testigos fueron desfilando uno por uno con sus relatos, empezó a aparecer un cuadro más claro.
Parece ser que la primera criatura, capturada el sábado por la mañana, fue llevada a la Escuela de Sargentos de Tres Coraçoes, al sudeste de Varginha. Sin embargo, ninguna de las autoridades que intervinieron en el caso ha revelado qué le sucedió después. Todo lo que se sabe es que un policía que estuvo presente en el incidente del sábado por la mañana había sido herido por la criatura.
Dos días después, el policía moría en el hospital local. Se dijo que la causa de su muerte fue una neumonía, pero, cuando la familia del muerto pidió más detalles, las autoridades hospitalarias se negaron a dar más explicaciones.Ubirijara Franco RodriguezEl investigador brasileño Ubirijara Franco Rodriguez sostiene un dibujo de la criatura hecho por la testigo de la derecha.
Llegada de emergencia
Rodrigues y Pacaccini averiguaron que la segunda criatura fue internada en el hospital regional de Varginha a última hora de la tarde. El mismo día o a la mañana siguiente, la criatura, que al igual que la otra estaba herida, fue transferida al hospital Humanitas de Varginha, situado 1,5 km más lejos. Allí, según fuentes médicas, los doctores estaban mejor equipados para tratar sus heridas.
Testigos del interior del hospital Humanitas dijeron que después la criatura murió y fue declarada muerta a las seis de la tarde del 22 de enero. Muy poco después, al menos quince médicos y varios oficiales militares, policías y bomberos, entraron en la habitación donde yacía la criatura en un ataúd de madera. Parece ser que uno de los médicos abrió la diminuta boca de la criatura, introdujo unas pinzas en su interior y tiró lentamente de una lengua blanca. Después de algunos segundos, el médico abrió las pinzas y la lengua se retrajo inmediatamente.
Los mismos testigos también describieron la criatura con tres dedos y, de nuevo, tres protuberancias en la frente. No tenía órganos sexuales, ni pezones ni ombligo. Parecía tener articulaciones en las piernas, que estaban desolladas y arrugadas, y su piel coincidía con las primeras descripciones: de color marrón y textura aceitosa.
A continuación, la tapa del ataúd fue atornillada y dos militares con mascaras y guantes lo envolvieron en una funda de plástico negro antes de cargarlo en un camión estacionado fuera. A la mañana siguiente temprano, un convoy de camiones militares salió de la zona de Varginha. Se cree que la criatura fue transportada a 320 km al sur de Varginha, a Unicamp, la Universidad de Campinas.Hospital HumanitasUn informador militar dijo que el alienígena fue llevado al hospital Humanitas donde murió. Otra fuente reveló que allí le realizaron la autopsia.
En busca de los restosDurante sus investigaciones, Pacaccini reveló que había entrevistado a un operador de radar del ejército del aire brasileño, que le dijo que habían sido alertados por Estados Unidos de que estaban siguiendo el rastro de un ovni que entraba en el espacio aéreo brasileño. La alerta llegó completa, con las coordenadas de longitud y latitud, pero los norteamericanos no pudieron decir si el ovni iba a aterrizar o a estrellarse.
Pacaccini también averiguó que, en los días que precedieron a los acontecimientos, en la región de Varginha se habían producido centenares de avistamientos. El granjero Eurico de Freitas explicó que él y su esposa habían saltado de la cama a primeras horas de la mañana al oír a los animales asustados en su granja. Al mirar por la ventana de su dormitorio, vieron un objeto de color gris que emitía "una especie de humo" y se movía silenciosamente por encina de los campos a unos cinco metros del suelo. Luego desapareció en la noche.
Pacaccini pensó que las dos criaturas cautivas podrían tener un origen humano, posiblemente el resultado de un experimento del ejército que había sido fallido. Si esto no era cierto, podrían ser verdaderos extraterrestres, cuya nave se estrelló en las cercanías del distrito de Jardim Andere, donde se encontraron las criaturas.
Pero, si fue un accidente ¿dónde estaba el lugar del impacto? Pacaccini cree que sus esfuerzos por localizar los restos han sido entorpecidos por los militares y dice que hay un encubrimiento oficial. Parece ser que ha recibido incontables amenazas de muerte a través de llamadas telefónicas anónimas y ha oído decir que si algún militar mencionaba su nombre, se arriesgaba a un arresto de 10 días.
También se dice que el general Coelho Lima había emitido una orden que prohibía que ningún militar hablase o se pusiese en contacto con cualquier ufólogo brasileño. Pero esto no ha impedido que hayan llegado algunos detalles más a los investigadores.ESAEn la escola de sergentos des Armas de Tres Caracoes es donde muchos investigadores creen que se originó la operación de encubrimiento.
Esta última información sugiere que el gobierno o el ejército de Estados Unidos estaban involucrados. Se cree que un norteamericano estaba presente en la mañana del 20 de enero, cuando la primera criatura fue capturada. A última hora de aquel día, se vio un avión de transporte C-5 o C-17 de las USAF en el aeropuerto de São Paulo. Dos días después, en el aeropuerto de Campinas, junto a la universidad, donde se supone se llevó la segunda criatura, apareció el mismo avión. ¿Significa esto que las dos criaturas, la viva y la muerta, fueron llevadas a Estados Unidos?
Hay más pruebas que sugieren que Estados Unidos puede estar involucrado. En abril de 1996, Luiza Silva, madre de dos de las chicas que vieron la segunda criatura, dice que cuatro extranjeros la visitaron en su casa. Los hombres, que vestían trajes impecables de color crema, le ofrecieron una "gran suma" para que convenciera a sus hijas de que mintieran acerca de su encuentro. Cuando la Sra. Silva se negó, los hombres prometieron volver y se marcharon en un automóvil Lincoln azul de 1994.
¿Una tercera criatura?
Nuevas pruebas sugieren que en el accidente hubo una tercera criatura. En febrero de 1996, cuando un conductor tomaba una curva con su furgoneta, sus faros iluminaron una extraña criatura a 50 m de distancia. Cuando el asombrado conductor frenó para detenerse, vio que la criatura levantaba las manos para proteger sus ojos "de color rojo sangre" de la luz y se perdió en la noche. El conductor también dijo que tenía tres o cuatro dedos en cada mano.
No hay duda de que algo extraordinario sucedió el 20 de enero de 1996, pero quedan sin contestar muchas preguntas. ¿Qué le sucedió a la primera criatura? ¿Y cuales fueron los resultados de la autopsia practicada en la segunda? Si eran extraterrestres, ¿cómo llegaron hasta allí y dónde está su nave espacial? La investigación sobre lo que sucedió en Varginha está lejos de haberse terminado y podría convertirse en uno de los casos más importantes de la historia de la ufología.
Richard Chase "El Vampiro de Sacramento"
"...si devoré a esas personas fue porque tenía hambre y me estaba muriendo.Mi sangre está envenenada y un ácido me corroe el hígado.Era absolutamente necesario que bebiera sangre fresca.."
Estas declaraciones forman parte de una entrevista psiquiátrica a Richard Tranton Chase, un asesino diagnosticado esquizofrénico paranoide tras disparar, adagar, descuartizar, y beber la sangre de seis personas en 1977, ganándose el apodo de el Vampiro de Sacramento".
Desde muy joven, Chase es conocido por su conducta psicótica con rasgos de apatía y con otros de agresividad. Esto sería debido en gran parte a unos traumas infantiles por las constantes peleas entre su padre alcohólico y su madre, y con su posterior divorcio.
A los 21 años, se va de casa para compartir piso con unos amigos.
Allí, contínuamente drogado, empieza a obsesionarse con la idea de que una organización criminal trata de acabar con él, hasta tal punto que clava con tablas la puerta de su habitación, entrando y saliendo de ella por un pequeño agujero que había hecho en el fondo de un armario de pared.
Poco tiempo después, se afeita la cabeza y acude asustado al médico alegando que su cráneo se está deformando poco a poco y los huesos le agujerean la piel. Al mismo tiempo dice sentir que se muere porque alguien le ha robado la arteria pulmonar, y nota que su sangre no puede circular.
Es internado en un psiquiátrico, saliendo al poco tiempo, pese a la opinión de algunos médicos que lo consideran peligroso.
Una vez dejó de tomar la medicación y su conducta comienza a empeorar, creyendo que su sangre se estaba volviendo polvo y que necesitaba otra más fresca para sobrevivir, se inyecta y bebe sangre de conejo, tragándose las vísceras de los animales...
Al poco tiempo cae enfermo, y los médicos tras percatarse de su obsesión por consumir sangre, lo internan de nuevo diagnosticándole una fuerte esquizofrenia paranoide además de conducta peligrosa.
Un año después, de nuevo en la calle, descuartiza a numerosos perros, gatos y vacas para beber su sangre y vísceras mezcladas con Coca-Cola a modo de cóctel, estando convencido que a causa de la falta de sangre, su estómago se empieza a pudrir, su corazón disminuye de tamaño y que los distintos órganos se desplazan en su interior.
Fascinado por los crímenes de los asesinos Kenneth Bianchi y Angelo Buono, guarda celosamente todos aquellos recortes de prensa que los menciona y se compra una pistola de calibre 22 dispuesto a imitarlos.
A los 28 años, comienza una serie de crímenes disparando dos veces sin motivo alguno sobre un desconocido, que se convertiría en la primera de sus víctimas.
Su segunda víctima, una joven de 22 años, salvajemente asesinada a pocos metros de su casa cuando se encontraba sacando la basura. Chase dispara tres veces sobre ella, y mientras agoniza, le abre el vientre para arrancarle los intestinos, y los esparce cuidadosamente por el suelo. Luego, le corta el hígado, el diafragma, un pulmón y los riñones, colocándolos encima de una cama. En un ataque de histeria adaga varias veces el cuerpo sin vida y tras beber su sangre, se pinta la cara con ella. Finalmente, como toque final a su obra, defeca sobre la boca del cadáver y abandona la casa, satisfecho.
Cuatro días después comete el más sangriento de sus crímenes entrando en una casa elegida al azar y disparando a la cabeza de una pareja de 27 años, un niño de 6 años y un bebé de 22 meses. Luego, llevándose el cuerpo de la mujer a una habitación, sodomiza el cadáver, le arranca un ojo y bebe su sangre. Momentos más tarde es sorprendido en su macabra carnicería por alguien que llama a la puerta mientras vaciaba el cráneo del niño, y huye a toda prisa llevandose el cadáver del bebé.
En su propia casa, decapita el cuerpo tras beberse la sangre y devorar el cerebro crudo.
Esa misma tarde la policía descubre la matanza y comienza una serie de investigaciones por toda la ciudad registrando cada rincón de la ciudad tratando de atraparlo.
Cuando tres policías llaman a la puerta de Chase no obtienen respuesta, pero oyendo ruidos en el interior deciden vigilar el apartamento.
Poco después, sale de la casa con una caja de cartón bajo el brazo, que arroja al suelo para tratar de huir al ver a los agentes en l a puerta.
Su contenido se esparce por el suelo asombrando a los policías: se trata de ropa ensangrentada y trozos de cerebro humano...
Chase es finalmente detenido. Al registrar su apartamento, se encuentran un espantoso olor a putrefacción, manchas de sangre, huesos humanos en la cocina y el salón, un plato con restos de cerebro encima de la cama y la nevera repleta de recipientes con órganos humanos y animales en el interior.
En el juicio trata de justificar sus macabros crímenes diciendo que unas voces de seres extraterrestres y otras criaturas lo acosaban contínuamente obligándole a matar...
Finalmente es condenado a pena de muerte aunque su ejecución en la cámara de gas nunca se llevó a cabo, pues se suicida pocos meses después en su celda con una sobredosis de antidepresivos en diciembre de 1980.
Un niño internado al ser sorprendido por el "El Uñudo"
Primero causó gracia y pocos fueron quienes le prestaron mayor importancia, pero lo cierto es que desde la noche del miércoles "El Uñudo" pasó a ser el principal tema de conversación en Justo Daract, luego de que un niño fuera hospitalizado a consecuencia del shock nervioso sufrido al toparse con el misterioso personaje.
Tal como lo anunciara este matutino en ediciones anteriores, la extraña figura llamó la atención de varias personas al aparecérsele a unas jóvenes que se desempeñan en el Plan de Seguridad Comunitaria, una de las cuales llegó a desmayarse. De todos modos, el episodio más delicado que se le atribuye a este ser ocurrió en la noche del miércoles, al sorprender a un niño que regresaba a su casa tras realizar algunas compras.
Según la información recabada, el pequeño, de unos 11 años, volvía a su hogar cuando en la oscura esquina de Liniers y Los Andes, del barrio Norte de Justo Daract, sintió que alguien le tocó la espalda y al darse vuelta se encontró frente a frente con algo o alguien que le provocó un gran susto. Aterrado, el niño atinó a correr hacia su casa, alarmando sus gritos a los vecinos, que de inmediato salieron para enterarse de qué ocurría.
Mientras los habitantes de ese sector aledaño a la estación de trenes iniciaron la búsqueda, al cabo de unos minutos se sumaron a la misma efectivos de la Comisaría 18°, peinando toda la zona pero sin resultado positivo.
La periodista Maura Avila, de la emisora RJD1, acudió al momento al lugar del suceso, recabando testimonios de los alterados vecinos mientras se desarrollaba la búsqueda. En diálogo telefónico con El Diario de la República, la reportera explicó que "me informaron de que había mucho movimiento en el barrio Norte, cerca del hospital, y hacia allí nos dirigimos en el momento en que arribaba la Policía, encontrándonos con que habría hecho su aparición El Uñudo, un personaje que ha cobrado popularidad en Justo Daract porque viene apareciendo desde hace algunos días, y en esta ocasión asustando a un chico de unos 11 años en la esquina de Liniers y Los Andes".
Avila ratificó la versión de que el niño "volvía a su casa después de hacer algunas compras, habiendo manifestado que alguien lo tocó por la espalda, asustándose mucho y corriendo, entonces de inmediato salieron los vecinos y comenzaron a buscar a este ser".
"Según mencionaron quienes aseguraron haberlo visto, El Uñudo no tiene forma humana sino animal, agregando que camina en 4 patas y dando saltos, siendo además muy veloz en su desplazamiento".
La razzia, hecha en conjunto por vecinos, policías y protectores comunitarios, se desarrolló especialmente en el predio del ferrocarril, "ya que algunos dijeron verlo trepar hasta lo más alto de los silos allí ubicados, subiendo algunos hombres pero sin que vieran nada anormal; también buscaron en pozos cercanos pero tampoco se obtuvo resultado alguno, por lo que una vez más logró escapar".
Sobre la suerte corrida por el niño, la periodista confirmó que "fue llevado al hospital para constatar si había sufrido algún tipo de lesión, pero se dejó en claro que solamente recibió un susto".
Más allá de los comentarios y las versiones que han surgido frente a este fenómeno, Maura Avila aclaró que "personalmente no he visto nada, y creo que hay poco de real y mucho de psicosis. Es cierto que en estos días se habla mucho de este personaje en Justo Daract, sobre todo los niños, pero puede deberse a una suerte de histeria colectiva".
Asimismo dio a conocer que "El Uñudo" no es la única rareza que por estos días es tema de conversación por parte de la comunidad daractense: "Se han dado varios casos y no sólo protagonizados por este ente, pero siempre en lugares donde hay mala iluminación; por ejemplo en ciertas zonas también aparece un hombre desnudo".
Agregó finalmente que "no deja de llamar la atención la fecha en que ocurren estos episodios, es decir la Semana Santa. A propósito de ello, hay quienes hablan de la existencia de cultos de magia negra que podrían estar relacionados con estos hechos".
Una vecina del barrio Norte declaró para el programa radial Panorama Informativo, que conduce Maura Avila, que "lo que pasó fue que asustaron a un niñito y los vecinos, especialmente los hombres, corrieron por todos lados y no lo pudieron agarrar, pero muchos lo vieron. Al nene lo llevaron al hospital con una crisis de nervios y todo el barrio está preocupado, ya que este personaje, que creo que le dicen El Uñudo, ya ha aparecido otras dos veces por esta zona".
La mujer destacó que "hay muy poca luz en barrio, así que vamos a ver si la comisión hace algo porque hay noches en que no se ve nada, pero ahora hay mucha preocupación porque esto no es normal, más ahora que asustó a un niño. Ya no es ningún juego y hay que ponerle un límite a esta situación"
El Caso Trancas - 1era Parte
El lunes 21 de octubre de 1963, Argentina (28) y Jolié (21) Moreno llegaron con sus pequeños hijos Victoria, Nancy y Guillermo, de Rosario, provincia de Santa Fe –donde residían– a San Miguel de Tucumán, y de ahí hasta la finca “Santa Teresa” en Villa de Trancas, donde se reunirían con sus padres, Antonio (72) y Teresa (63), y su otra hermana, Yolanda (30). Un motivo de esta visita era que sus maridos, ambos oficiales del Ejército, debían participar en unas importantes maniobras militares previstas para esos días, y en la madrugada partirían en tren desde Tucumán a Salta, pasando por Trancas.
Cenaron muy temprano y, exhaustos por el viaje, todos se fueron a descansar a sus habitaciones. Cerca de las 21 horas, la doméstica Dora Guzmán (15), que se hallaba en los fondos de la vivienda, aparece una y otra vez insistiendo en que veía luces sobre el terraplén del ferrocarril, situado a 200 metros al frente de la finca. Los padres dormían, Argentina seguía atenta a su lectura y Jolié le restó importancia, pues debía darle el biberón a Guillermo, de cuatro meses. Yolanda, en tanto, pensó al escucharla que sería un ómnibus.
Finalmente, Dora persuade a las hermanas para verificar las “luces raras” que estaba viendo. Se trataba de un conjunto de cinco luces, distantes entre sí a no menos de 100 metros, tres al frente y dos un poco más al norte (noreste). Se encendían y apagaban con cierta intermitencia, arrojando haces lumínicos en distintas direcciones, iluminando incluso la finca (vivienda, gallinero). No tenían forma discernible, presentando el aspecto de focos de luz. Las asustadas mujeres sospecharon que podría tratarse de un accidente ferroviario (es frecuente que el tren se lleve por delante algún vacuno), o que podría ser una escuadrilla de operarios reparando las vías, pues a unos 500 metros, o más, hacia el norte, visualizaron unas siluetas humanas desplazándose en torno a los reflectores.
El temor fue mayúsculo cuando Yolanda apunta la posibilidad de que podrían ser guerrilleros haciendo un sabotaje (levantando las vías o colocando una bomba), recordando los episodios de la incipiente guerrilla rural de Taco Ralo, al sur de Tucumán, hacia fines de 1962. Es que los maridos de Argentina y Jolié pasarían por allí en cuestión de horas en un tren militar y, además, ellas se encontraban solas, su padre enfermo y sus pequeños hijos desprotegidos. En busca de otra explicación, una de las hermanas recordó haber leído que en varias partes del mundo se habían visto platos voladores, y especialmente el caso del camionero Douglas (quien días antes –en Monte Maíz– había visto un aparato con varios seres que lo habrían quemado con un fino haz de luz), sugiriendo la posibilidad que fueran esas naves.
Entre corridas y encierros, deciden salir para observar mejor, cuando ven una tenue luminosidad verdosa y, pensando que era la camioneta conducida por un peón que trabaja en la finca, van hacia la tranquera.
De pronto, a unos ocho metros de ellas, se encendió una luz que las encandiló, pudiendo notar por un instante que había un aparato de unos 8 x 3 metros, provisto de una torreta, y con gajos y grandes remaches dispuestos en su superficie. El impacto fue tal, que Yolanda trastabilló, tropezó, y en segundos estaban refugiadas nuevamente en la casa. La doméstica, de 15 años, entró exclamando que la habían quemado, pero Argentina y Yolanda comprobaron que sólo estaba asustada. A estas alturas todos estaban levantados. El padre intentando salir, era retenido presa de nervios por sus hijas, pues se hallaba enfermo. Con las puertas trancadas, desde la ventana (los postigos cerrados y por veces entreabiertos), atisbaban el fenómeno. Una de las jóvenes mujeres creyó que los haces de luz atravesaban las paredes, pero otra sostuvo que lo hacían a través de las rendijas. La misma creyó que los haces se extendían y retraían a voluntad, pero resultó que por momentos lo hacían a ras del suelo.
La situación era desesperante. La madre oraba, la doméstica lloraba, las hermanas gritaban y corrían de una habitación a otra, siguiendo las alternativas. Los testigos notaron el ambiente pesado, caluroso. Ese objeto más cercano (‘F’) emitía un ruido de máquina en funcionamiento, pero ya sólo veían de él un espeso y creciente vapor y unas luces, que parecían recortar seis ventanas, impidiéndoles apreciar si se hallaba suspendido a corta altura o posado en tierra (con posterioridad se encontraron allí los vegetales presuntamente aplastados).
Transcurrieron 40 minutos, hasta que el objeto ‘F’ –que les parecía comandar las acciones– se desplazó hacia el este y los demás, siempre en forma rasante, hicieron lo mismo, hasta desaparecer en dirección de las Sierras de Medina, distantes a 20-25 kilómetros.
Luego, corrieron hacia los vecinos para avisarles del acontecimiento, pero son muy pocos los que vieron algo. El vecino lindero Francisco Tropiano alcanzó a ver pasadas las 22 horas muy iluminado el sector este del lugar, al frente de su finca.
Nadie durmió esa noche en lo de Moreno. Por la mañana Jolié fue a la estación ferroviaria rogando enviar un telegrama a su hermano Antonio (h), que vive en S. M. de Tucumán, a raíz del episodio. Cuando recibió el mensaje –debido al procedimiento–, ya lo sabía gran cantidad de personas. Incluido el periodismo, que pronto se hizo presente. Luego, se solicitó la intervención de la policía, labrando un acta, custodiando el lugar durante días sin novedades, y requiriendo al Instituto de Ingeniería Química de la Universidad de Tucumán que examinara el polvillo blanco hallado en el sitio donde fueron observadas las luces, resultando ser carbonato de calcio con impurezas de carbonato de potasio.
Hasta aquí, una apretada síntesis del clamoroso encuentro. A fin de dar precisión al episodio, seguidamente, incluimos las respectivas versiones de las hermanas Moreno.
jueves, 24 de mayo de 2007
Mitomanías
1) La sonrisa de la Gioconda es enigmática...
Alguien vio la sonrisa de Tevez?
2) El 48 es un numero lindo...
Teniendo en cuenta que el 48 es el muerto que habla, digamos que ese sueño no es muy placentero. Hablar con la Suegra muerta no es lindo. Porque es lindo el 48??
3) Los timberos, lo que ganan se lo queman jugando de vuelta...
Si se aburren de empartuzarze en Ibiza con las conejitas Plyaboy, a lo mejor se hace un acercadita al casino de Carlos Paz. Puede ser, eh?
4) Dice que hay un doble de cada uno en algún lugar del mundo...
Seria grosso que un sueco tenga su doble en Camerún, y un paraguayo su doble en Canadá.
5) Los discos de Xuxa y Piñón Fijo tienen mensajes satánicos si se los escucha al revés...
Ahora que un pibe de 6 años logre descifrar esos mensajes. Eso si que es obra del demonio.
6) Dicen que si se examina detenidamente un dólar tiene restos de cocaína porque proviene del narcotráfico casi toda la guita...
Menos mal que no proviene de los traficantes de marihuana por que sino todos enrollarían los dólares y se fumarían el medio aguinaldo.
miércoles, 23 de mayo de 2007
Soñadas Placas Rojas
Titulares que me encantaría encontrar en el diario de mañana:
1) La banda española “La oreja de Van Gogh” se cambiaría el nombre por uno que homenajee a John Bobbit
2) La Pareja del año: Marquitos Di Palma y Mirtha Legrand cuentan sus piruetas sexuales en su luna de Miel en Carlos Paz
3) Kirchner tras su conversión al islamismo aseguró: “Todo argentino tendrá, por obligación federal, su propio harem”
Gajes Navideños
Fuente: Demora y Araujo
60 % > Medias
30% > Calzoncillos
5% > Desodorantes
1% > Una 4 X 4
0,01% > Una noche con Pamela David
Función Pirada
Titulo: Depresión Anal
Género: Drama Pornográfico
Actriz: Sandrita Bustos, Marcelo Grandinetti
Dirección: Dalmiro Sáenz
Duración: 160 minutos.
Esta película a revolucionado el mundo del cine ya que ha generado la fusión de un genero degenerado con otro no tanto. Hablamos de la pornografía con el drama. La película cuenta la historia de Rosita, una piba de pueblo, huérfana que se tumba al que se le cruce, pero eso no completa su felicidad, ya que su sueño es algún día conocer a sus padres., para esto la protagonista viaja a la Capital donde finalmente encuentra a sus padres, con un detalle, su papa esta enfermo de cáncer a punto de morir, y su madre se suicidó al enterarse del inminente final de su marido, Rosita sufre mucho por esto a la vez que se empartuza con el medico del Papá, el cual irremediablemente muere, en el velorio, la hija del difunto cae presa de una gran depresión, la cual es consolada, por un superdotado sexual primo lejano, del cual se enamora, pero pronto se sentiría despechada, al saber que el muchacho en cuestión era portador de HIV, y no solo eso sino que descubre que esta embarazada, su vida ya no tiene sentido, solo la terapia podría sacarla de este pozo, pero ella no hace mas que practicarle sexo oral en las sesiones con el Psicólogo, el cual se cansa de la chica y en una discusión la arroja por unas escaleras, ella pierde el bebe y quede cuadriplegica, su final es previsible termina brindando servicios sexuales con lo único que puede mover de su cuerpo, finalmente cae a las vías y es arrollada por un tren. Un drama con grandes escenas de pornografía y momentos conmovedores que atrapa al espectador hasta el ultimo segundo, para tocarse pero con culpa y llanto, un hallazgo del cine paraguayo que promete arrasar con los premios de la Academia
Para mirar: …con 2 pañuelos, uno para las lágrimas y el otro…
Boca de Urna
95% > Agarro viaje de una
2% > Habria que verla en bolas personalemente. la tele engaña
1% > No agarro viaje. Tiene pinta de tener SIDA
1% > No sabe no contesta
1% > Podria hacerlo gratis?
Encuesta de la semana que viene. Vaya pensando!
Si usted aceptaria la propuesta anterior por 1.000.000 de dolares, haría lo mismo por 2.500.000 y una Ferrari?
Maldita Propina
Dicen los Pro Propina que esta existe ya que si uno le da buena propina al mozo este lo atenderá mejor que al que no le dio o le dio menos, permitiéndole ubicarse en el mejor lugar del local, dejándole repetir el plato y hasta quizás, conseguir la mejor presa de un pollo,….Esto, hecho a gran escala es un delito comúnmente llamado coima, que es un plus de guita para que se apruebe una ley, que de todos modos debe aprobarse, es su deber, como lo es el del mozo atenderlo bien con o sin propina, la conclusión es que la corrupción enquistada en la clase política nace de estas pequeñas pero nefastas actitudes de estos personajes de moño y camisa llamados mozos. Por eso me enarbolo en la bandera de un movimiento que no reconozca fronteras y que diga….NO a la Propina!
No jodamos, son cosas raritas...
La Ropa del Papa
El Cucú
Los superhéroes
La morcilla
Los masajeadores capilares
Los supositorios
Los hologramas
La virgencita que te dice el tiempo por el color
Ascensorate!
Charlas para el ascensor:
Charla Nº1 - Correcta
Sujeto 01: Que loco esta este clima, no?
Sujeto 02: Si, ahora parece que se despejó, aunque mañana dicen que llueve de vuelta
Sujeto 01: Ojalá, para que refresque un poco
Sujeto 02: Si se adelanto el verano esta vez, que va hacer.
(Silencio)
Sujeto 01: Adiós
Sujeto 02: Adiós
Charla Nº2 Correcta
Sujeto 01: Parece que mañana a la mañana van a cortar el agua 2 horas
Sujeto 02: Si? Uh, que lastima a esa hora riego las plantas
Sujeto 01: Va a ver que llenarse unos baldes esta noche
Sujeto 02: Seguro
(Silencio)
Sujeto 01: Adiós
Sujeto 02: Adiós
Charla Nº3 Incorrecta
Sujeto 01: Que tal el portero nuevo?
Sujeto 02: Parece buena gente, aunque me entere que es judio
Sujeto 01: Yo soy judío
(Silencio por espacio de 2 pisos)
Sujeto 02: Adiós
Sujeto 01: No respondió
El Mejor
Como tantas otras veces, el eficiente Aguirre fue convocado por Mujica, un nuevo trabajo golpeaba a su puerta. “Cuál es el objetivo?” Preguntó Aguirre con frialdad.Mujica le mostró con exasperante lentitud, una imagen que sacó de su portafolios.Algo destelló en la gélida mirada de Aguirre, pero no logró vacilar su característica calma. Mujica se sintió confundido, el esperaba un efecto en su hombre, que nunca sucedió.“De acuerdo, Don Pedro, esto le va a costar más de lo normal, unos treinta y cinco mil dólares, todo por adelantado.”Mujica, algo consternado, asintió y abrió un maletín gris repleto de billetes verduzcos.
Luego de saludarse como dos caballeros, Aguirre definió con su cliente un par de detalles referentes a sus tareas y se despidió con cordialidad. Los siguientes días de Aguirre transcurrieron en el manejo de ese dinero, creando cuentas bancarias para sus hijos, agasajando a su amada mujer, disfrutando del tiempo libre, hasta el día acordado para la entrega.
Ese día Aguirre estacionó el auto que había alquilado para la ocasión, en una playa subterránea, prendió la radio para dar con su entrañable frecuencia de clásicos, suspiró con premura y cerró los ojos. Desde el asiento trasero tomó su maletín negro con clave numérica, lo abrió con mesura. De allí extrajo su fiel compañera, una Beretta 92 nueve milímetros, y en un instante le acopló el silenciador. Perdió su mirada en el muro gris frente al cual se había estacionado, y sin titubeos, dirigió el arma a su paladar y tiró del gatillo con la precisión que siempre lo distinguió.Hoy Aguirre no existe más. Nadie sabe con certeza quién es el mejor asesino a sueldo de Bogotá.
Hoy Don Pedro Mujica no es el mejor cliente de nadie, sus graves delirios fueron diluyendo su fortuna y las estúpidas apuestas con magnates narcos ya no lo divierten como antes.
FIN
El Pino Caído
Ansiaba el gran momento de alcanzar una nota de tapa, un titular ocurrente por él pergeñado, alguna estruendosa primicia que le hiciera inflar el pecho al mirar de soslayo un puesto de diarios.
Pero allí estaba, viajando a San Ignacio -un pueblito del norte de la provincia- a cubrir un acontecimiento tan insulso como previsible sería su protagonismo en las páginas del matutino. Una pequeña y olvidada columna de no mas de treinta líneas, algo pequeño, así se sentía el también, insignificante en aquel colectivo.
Para mitigar las horas de viaje, Dante se había aprovisionado con su pequeña y fiel compañera, una radio portátil -gris y desgastada- que gruñía con su concierto de descargas en la búsqueda de una buena sintonía.
Algo le llamó la atención, creyó haber escuchado una especie de grito, movió con mayor suavidad el sintonizador y pudo oír mejor “Elio, vení! Ayudame!, me esta volviendo loco, me persigue otra vez” Un fuerte descarga dio la pausa a la respuesta “Decime donde estás Gringo!” de nuevo carraspeó el parlante “Estoy en el pino quebrado, vení lo mas rápido que puedas!”….
El colectivo encendió sus luces internas, lo que generó una fuerte interferencia en la radio. Dante miraba el aparato algo consternado, no era difícil presumir que algo grave estaba sucediendo por allí cerca, un claro pedido de socorro se había colado por la antena de su radio.
“Descansamos 10 minutos en el parador!” vociferó el chofer. Los adormecidos pasajeros se movieron con torpeza hacía el exterior para aprovechar la pausa y estirar un poco las piernas bajo la estrellada noche. Dante, prefirió entrar al Bar del Parador y pedir un café, un anzuelo le tironeaba la nuca, sentía que quizás su momento había llegado.
“Que se va a servir, señor?” preguntó cordialmente el mozo, aquella noche el periodista estaba muy despierto, así que mintiendo estratégicamente, hizo derivar el diálogo en la razón de su presencia allí. Adujo ser alguien relacionado a la botánica, pero que tenía un hobby consistente en hacer esculturas con árboles que habían perecido.
“No conoce algún árbol caído por acá?”
El mozo no pensó mucho para decir “Si, está un pino caído hace un par de años doblando después de la gomería, derecho,… un par de leguas” al periodista le costó tragar saliva, confirmó que la oportunidad abría sus puertas de par en par, tenía la posibilidad de una gran primicia ante sus propias narices, dejarla pasar sería digno para un cobarde, pero no para él.
A través de la vidriera del Bar, vio como los pasajeros regresaban lentamente al colectivo, el cruzó la puerta pero desvió su marcha hacia el sentido opuesto de los demás, una fuerza ciega lo guiaba hacia lo incierto, la adrenalina le bullía en los confines de su humanidad.
De a poco su figura se fue perdiendo en las penumbras de la banquina, ya el colectivo se veía pequeño en el horizonte de la ruta. Antes de llegar a la mencionada gomería, vio un par de bicicletas viejas y sin candado. Sin pensarlo demasiado, Dante tomó prestada sin aviso una de ellas, el viaje era algo largo, y además debía estar preparado por cualquier urgencia.
El camino de tierra -indicado por el mozo- se fundía en el más espeso de los agujeros negros. Su pedalear desenfrenado hacía agitar su pecho y la fría transpiración se hacia sentir ante la brisa. De repente lo pudo ver, ese era el pino caído, no cabía ninguna duda. Dobló por un sendero para acercarse más. A unos veinte metros del árbol, se encontraba una pick-up con el motor encendido y los faroles delanteros iluminando los surcos de soja.
Alguien estaba al volante, Dante se acercó sigilosamente, tironeado entre la curiosidad y el miedo, se movía despacio, agudizando la vista. Estando a pocos metros de la camioneta, se empezó a convencer, de que quién estaba sentado allí no estaba bien, entonces sí, apuró su paso, la puerta del acompañante estaba abierta. Un rostro aterrado con los ojos vidriosos ampliamente abiertos, la mirada congelada, y una piel pálida con ribetes violetas parecían sugerir lo peor. Temblorosamente el periodista le tomó el pulso en el cuello y pudo confirmarlo, quien estaba allí, estaba muerto. Y por la expresión de sus facciones, no había sido la mejor de las partidas.
Dante se sobresaltó, una voz explotó desde el radio transmisor del vehículo, “Gringo, ya casi llegamos, aguantá! Gringo, respondé! Estás Bien?” los hilos se tejieron con precisión en la cabeza del comedido periodista. El cuerpo que se encontraba a su lado, hace unos minutos atrás contenía a una persona gritando por auxilio, algo lo perseguía, y al parecer lo había alcanzado.
El espejo retrovisor brilló furiosamente, el resplandor y el ruido expulsaron a Dante de la camioneta. Otros vehículos marchaban a campo traviesa hacia ese lugar, frenaron, se sintieron gritos “Disparale ahora!” “No le va a hacer nada Elio!” -acotó otra voz-. El periodista titubeó abrumado por un par de segundos, dio un par de pasos rápidos hacia adelante, allí sintió un par de ruidos secos. Un crudo frío en su vientre, luego alcanzó su pecho.
Cayó de rodillas, no podía hablar, su boca emanaba sangre, con algo de fuerzas se volvió a enderezar, para dar un par de pasos más hacia delante. “vamos de acá!” ordenó una de las voces, rugieron los motores y las luces junto al ruido se fueron apagando de a poco. Menguaron también los sentidos de Dante, que herido, y con el último gramo de fuerzas, ansiaba escapar de allí.
Al llegar arrastrándose al sendero su borrosa visión lo confundía. Alguien le había acercado la bicicleta, era alguien similar a él mismo, “Mi ángel de la guarda” intentó reflexionar, pero sus neuronas se arrastraban por oxidadas cañerías, todo comenzaba a apagarse de manera cancina.
El mozo que lo había atendido a Dante la noche anterior, fue el encargado como todas las tardes de recibir los diarios del día, le llamó poderosamente la atención el gran titular del vespertino “La Voz de San Ignacio”, unas pesadas letras no se intimidaban en gritar a viva voz “Misteriosa muerte de un hacendado, Testigos juran haberle disparado al mítico Fantasma Jaime Julián” Una foto de la camioneta, junto al pino caído apoyaban el copete. Debajo en un pequeño y olvidado rincón de la tapa, un título muy pequeño decía “Ciclista muere atropellado por un camión”.
Dante y Jaime Julián deseaban exactamente lo mismo, sólo que uno de los dos consiguió llegar primero.
FIN
La Casona de Villa Urquiza
“Bueno, ya tengo lo que le prometí Antonia, aquí le dejo anotada la dirección” la mujer peruana tomó el arrugado papel, lo observó por unos segundos y luego contó algunos billetes. “Está justo. Pero cuéntelos si quiere” el hombre sonrío “No es necesario, señora, que tenga suerte”.
Después de realizar complejas combinaciones en colectivo y extraviarse por momentos, Antonia comenzó a transitar la calle Mendoza, ubicada en el apacible barrio de Villa Urquiza. Su curiosidad, alentada por la soledad que Argentina le estaba propinando, se detenía en detalles efímeros de aquel arbolado paisaje urbano. Pero su avance frenó al observar el número que el papel mencionaba “Mendoza 2377. Familia Scheumann”. Antonia se acomodó algo el pelo, hizo pasar algo de saliva rezagada y suspiró. Su dedo enterró el timbre de la vieja casona mientras la noche comenzaba a caer en Buenos Aires. Los segundos fueron silenciosos hasta el gruñido de la puerta, una rubia cincuentona recibió a la futura ama de llaves de aquella lúgubre morada.
Después de informarle sobre los diferentes quehaceres que estarían a su cargo, Sabine, como se presentó su nueva patrona, invitó a Antonia con un té. “En alguna oportunidad estuve de paso en Arequipa, recuerdo la Plaza de Armas, es un precioso lugar”. El perfil incaico de Antonia contrastaba ante la caucásica estampa de Sabine, una alemana devenida en porteña, dueña de una calidez, de a ratos inquietante. En aquel instante, la amena charla de té se vio interrumpida por la llegada del hombre de la casa, Klaus. El hombre, de ciertos aires intelectuales, se presentó con cordialidad ante la flamante empleada. Los momentos fluían aceitadamente en el transcurso de aquel importante día de estrenos.
La adaptación a su nuevo empleo le resultó más ágil de lo que su natural desconfianza le había advertido en el viaje. Sus patrones germano-argentinos, le demostraban en el lento transcurrir de los días, un respeto lo suficientemente cálido como para diluir sus sanos prejuicios. El trabajo no le resultaba complicado, ya que el matrimonio no generaba un desorden considerable en sus largas y ociosas jornadas, es por ello que Antonia tenía el tiempo suficiente para comenzar a sentir algo de felicidad. Así fue que adquirió algunos hábitos argentinos como cebarse mates amargos y mirar la telenovela del horario central.
Pero la perfección tiene un grave defecto, sus poseedores son siempre desafiados a destronarla. Y Antonia entonces comenzó a detenerse en detalles que le incomodaban sin nítidos fundamentos. Uno de los que más le perturbaban se relacionaba con sus empleadores. Ellos solían recibir visitas a menudo, las cuales cenaban o compartían rondas de té, casi siempre debatiendo agudos pormenores filosóficos de diferentes valores culturales y socio-políticos. Esto en sí, no encerraba sus redes ningún pez extraño, pero había un hecho que a la ama de llaves le repicaba en su conciencia.
Los automóviles en los cuales los invitados llegaban, permanecían allí, posteriores a la partida de los mismos, recién un par de días después abandonaban el empedrado de la calle Mendoza. Sería que en realidad aquellas personas no se habían marchado cuando ella lo suponía? Antonia se convencía de que sus argumentos no tenían demasiado sentido, que debía existir otra explicación. Pero no se lograba convencer completamente.
Aquella pequeña mujer no lograba desentramar sus ideas para ver claramente lo que sospechaba. Eso fué hasta aquella fría mañana en la que el señor y la señora Scheumann habían abandonado la Casona en los primeros albores del día para hacer unas diligencias en el centro de la ciudad. Antonia por aquellos momentos tarareaba inteligiblemente unas melodías arequipeñas, mientras lustraba unas estanterías viejas ubicadas en el sótano. Tras quitar un par de trastos en su afán de ordenar un poco aquel caótico rincón, se percató de algo extraño: contra la pared, tras el mueble sobre el cual trabajaba, existía una pequeña portezuela de hierro. En la cerradura se encontraba aun colocada su llave, fue allí que pudo ver que estaba entreabierta. Alguien había olvidado cerrarla. La mujer estiró sus pies para explorar desde un mejor ángulo, entonces descubrió un conjunto de ajados libros, era una especie de biblioteca.
La duda la rodeó algunos segundos hasta que decidió tomar uno de aquellos libros. Las tapas marmoladas bajo el polvillo, el ocre de las ásperas páginas, y las profundas grietas daban cuenta de la antigüedad de aquellos escritos, los cuales quizás tuvieran mas de un centenar de años. Antonia no dudó que el origen de esos libros era Alemania, es por ello que no deducía en absoluto que decían, pero al comenzar a ver imágenes su atención pareció despertarse. Había gráficos de cuerpos humanos, enteros o de a partes. Los cruzaban líneas de puntos, segmentando diferentes zonas. En un principio, la ama de llaves se acercó a la idea de que el material se refería a aspectos médicos, pero lentamente comenzó a ver algo familiar, de algún modo su memoria le ofrecía una similitud extraña, los emparentaba con los libros de recetas culinarias a los que ella eventualmente recurría. Temblorosamente tomo otro libro, este si estaba en español y el titulo la detuvo por un instante.
“Manjares sagrados” unas gruesas tipografías romanas de brillante dorado eran el prefacio a un estremecedor contenido. El autor en sus primeros párrafos descendía morbosamente hacia una idea aberrante “…sabido es el placer inigualable que provoca el sabor de los cortes Arios, …las personas que pertenecen a esta sagrada raza deleitan, desde hace siglos, aquellos paladares mas exigentes a lo largo…” los nudillos de la ama de llaves vacilaron frenéticamente, el temor comenzaba a envolverla con sus fríos tentáculos “…este es, por tanto, uno de los fundamentos supremos que el Imperio llevará adelante en su cruzada mundial, la purificación de una especie sagrada espiritual y carnalmente...” las palabras raspaban su mirada, hasta que leería un párrafo que detuvo con un lazo sus sentidos. “ …no es casualidad entonces, que algunas de las mas despreciables razas inferiores como son africanos, aborígenes americanos y maoríes oceánicos posean los sabores mas indeseables para quien se jacte de poseer un refinado gusto, es abismal la..” de un golpe Antonia cerró el libro, sentía que no podía seguir adentrándose en esa siniestra lectura.
Esa noche, la arequipeña debía lidiar con la inevitable presencia del insomnio, una insoluble infusión giraba en su agotado pensamiento. Su facetado estado de ánimo reflejaba diversos matices, heterogéneos, sin cauce alguno. El desconcertante hecho de que sus patrones fueran despreciables antropófagos no le infundía el temor que ella creía merecer, eso la inquietaba. Sería quizás aquella enmascarada sensación de seguridad que le daba ser una mujer Inca?, a la cual un refinado paladar nunca desearía. Aunque, en el mismo tiempo, ese desprecio hacia su siempre minimizada raza, revolvía con voracidad sus más hondos resentimientos. Estérilmente cerraba los ojos para intentar detener el duelo librado por sus ocultos demonios. Algo mas crecía en ese lugar, un aire denso dilataba sus fosas nasales.
Pasada el alba, regresó una jornada típica ante los mudos zócalos de la Casona de Villa Urquiza. Entonces la - ya anémica- paz de Antonia se turbó al oír el timbre rechinar, era otra de las acostumbradas visitas, esas que no solían retirarse nunca de la calle Mendoza. Un hombre alto, blondo, de mejillas rosadas y ojos color cielo, se presentó respetuosamente en un imperfecto castellano. La ama de llaves lo atendió sintiendo pena por aquel desconocido, presentía su nefasto final. Al fulgor de la luna, la sirvienta se retiró – como era menester - a su cuarto, enmarañada de dudas: que debía hacer? Dar aviso a la Policía?. Sabía que los Scheumann eran muy respetados vecinos y le costaría demasiado convencer a alguien de tan disparatada idea, de la cual no tenía prueba alguna. En ese instante Antonia rompió su cascarón de sumisión y se cargó de valentía para averiguar por si misma que estaría por suceder. Arriesgando demasiado su anciano físico, se escurrió por la ventana de su habitación en el segundo piso de la Casona. Ágilmente se deslizó por los altos tapiales hasta ubicarse en una pequeña claraboya desde donde podía observar, como un comedido gato, la sala de reuniones.
Tres anchos vasos de whiskies estaban vacíos en la pequeña mesa, eje de la siniestra escena. Inmutables, Sabine y Klaus arqueaban la comisura de sus labios helando sus sonrisas hambrientas. El espigado visitante comenzaba su lenta inmersión a la ciénaga, los anfitriones evidentemente alteraban la bebida de sus víctimas para facilitar su macabra tarea. Transcurrido unos minutos, el hombre ya dormía profundamente, entonces una seña sutil de Sabine a su marido hizo que éste se enderezara de un salto y se dirigiera a la cocina. Antonia empañaba el cristal de claraboya aferrada a la situación más horrorosamente cautivante que le había tocado vivir. Su patrona comenzaba a desvestir cuidadosamente a su futuro manjar, el ritual daba su metódico inicio. Hasta que, de repente, el visitante despertó bruscamente, fuera de sí, forcejeó torpemente con Sabine arrojándola al suelo. Luego sacó algo de su espalda, era una pequeña arma que apuntó con fervor a la coronilla de la alemana para escupir sus sesos sobre la fina cerámica de la Casona. La arequipeña cerró los ojos hasta casi reventar sus retinas.
Pero la ama de llaves no pudo resistir y sus párpados cedieron, para ver a Klaus en un arrebato de furia taurina que se frenaría solo cuando el mango de su puñal se topó con la quinta costilla del armado visitante. Agonizando, entre vertientes de oscura sangre pulmonar, el hombre de rosadas mejillas guardó su último aliento para tirar el gatillo apuntando directamente al flácido cuello del dueño de la Casona. Todo sucedió en escasos segundos, que se disfrazaron para la ocasión, en terroríficas horas. Este hogar, acostumbrado a carnavales de sangre, hoy entregaba su carta menos marcada, acunando entre sus fríos umbrales, tres cadáveres con la saliva aun tibia y una testigo sollozante observándolo todo, encendiendo sin querer un anónima fibra intima en su ser. Antonia detuvo su llanto, para ensayar una adusta mirada al vacío.
Como Sabine dijo alguna vez, la plaza de Armas es un hermoso lugar, y fue allí que en una calurosa tarde de Arequipa, cerca de un puesto de alfareros, dos mujeres se encontraron. “Como estás tú, Lupe?” dijo con efusividad la mas joven de las mujeres “Bien mi niña, muy bien…oye, has tenido noticias de Antonia?”, la pequeña mujer respondió con resignación “Si, mamá escribió diciendo que viajaba a Alemania por un tiempo, irá a trabajar allí, que le habían hablado muy bien sobre la gente de allí, además cuenta que pagan muy bien”. Visiblemente sorprendida, la cincuentona Lupe comentó con algo de ironía “Y dime tú, que sabrá ella de comida alemana?”
FIN
La Cena de la Araña
Como nubarrones rezagados, pasaron por su pensamiento oscuros recuerdos: las frías tardes en el patio del pabellón, aquellas interminables noches atado a la cama metálica, las garras eléctricas en su pecho que lo arqueaban como un junco.
Nada de eso estaba hoy allí, en el mirador de la costanera: el mar infinito, gaviotas, y algunos chicos jugueteando cerca de las olas. Definitivamente Lautaro se sentía libre, se había convertido en lo que anhelaba con todas sus fuerzas: una persona normal.
El adjudicaba este regreso por los territorios de la paz a un ángel, según el, materializado en ser humano, de nombre Ámbar.
Se conocieron en un viaje y desde allí se convirtieron en una especie de siameses, lo compartían todo, la armonía con que se complementaban parecía brotarles por los poros.
Pero como toda relación con claros aires de formalidad, debía cumplir con ciertos requerimientos. Es por eso que había llegado el día señalado. Lautaro y Ámbar viajaron la sur para compartir una cena con los familiares de ella, era la presentación oficial para el mentado novio de la hija única más mimada.
Lautaro era sencillo, como Ámbar les había anticipado a sus parientes. Su cordialidad y respeto hizo que rápidamente le dieran el trato de un integrante más de la familia. Después de una amena charla en el patio, se acercaba el momento de la cena tan anunciada. Los comensales se dispusieron en sus lugares y todo comenzó a fluir con cierto acartonamiento. Él sintió que en ese instante debía canalizar su bienestar en algunas palabras que intentaran agradecer el afecto brindado hasta el momento.
Golpeó su copa con un tenedor y atrajo las miradas expectantes de las alrededor de diez personas allí presentes. “Estoy profundamente conmovido por como me han hecho sentir desde que llegué…no podía esperar otra cosa de la gente que se encargo de formar a una persona tan encantadora como la que estoy mirando en este momento”.
Ambar lo miró con una ternura genuina y conmovedora. El resto de los familiares aplaudieron sin dudar, menos uno de los sobrinos de ella, que observaba al muchacho con cierta antipatía.
La comida era inmejorable, pero rápidamente llegó el brindis “Por los novios!” gritaron a coro. Una de las tías de Ámbar sin querer salpicó algo de champagne sobre la camisa de Lautaro “No es nada, trae suerte”, bromeó tímidamente, “Voy hasta el baño a limpiarme” y con mesura se dirigió al toilette que estaba casi contiguo a esa sala.
Al entrar se enjuagó la cara y se contempló en el espejo, se encontró feliz. Tras unos segundos de vanidosa inspección, percibió una pequeña erupción cerca de su ojo izquierdo, frunció el ceño y decidió quitarlo de allí. Juntando los pulgares lo reventó sin problemas, esto le produjo un importante dolor que le obligó a cerrar sus ojos por un momento. Al volver a abrirlos se dio cuenta de que no solo salía pus de la protuberancia, sino también sangre, su cara ya no era la misma. La preocupación por que se arruine el buen momento lo sobrevoló de golpe, como un buitre oportunista.
Algo pareció moverse en su frente, era una protuberancia del tamaño de una naranja, se movía extrañamente, sus ojos comenzaron a achicarse y a ennegrecerse, se le multiplicaban rápidamente. De repente vió como sus dientes fueron tomando un color pardo y a salirse hacia afuera, la ropa se le desagarraba, algo brotaba de su espalda, tenía nuevas extremidades oscuras y con irregular vellosidad. Su cuerpo le crujía y el baño ya había cambiado, un musgo color petróleo teñía las paredes, ahora de roca y barro. Su conciencia, como un fresco sumergido, se desdibujaba gradualmente.
Lautaro ya no existía allí, en su lugar había una repugnante y desproporcionada araña, ocho ojos inexpresivos brillaban en la oscura cueva, de su boca atenazada colgaba una espesa saliva. Era una araña hambrienta, que sentía ruidos fuera de su cueva. Caminó sigilosamente con sus largas patas, rompiendo telarañas a su paso, hasta llegar a una cueva más grande. Allí estaba lleno de dóciles presas, algunas se movían asustadas por su presencia, mientras que otras temblaban desesperadas presas en el tejido. Moscas, escarabajos, grillos, y unas bellas mariposas, eran vistan con ansioso apetito por el voraz arácnido, sediento de sus jugos.
Levemente fue apareciendo algo de luz, Lautaro fue abriendo lentamente los ojos, su visión era borrosa, estaba algo mareado. Sentía en su paladar un desagradable sabor a sangre y vómito. Se encontraba desparramado en un sillón, una intensa sensación de humedad lo envolvía, comprobó con pavor que estaba cubierto de sangre oscura, como también su camisa, sus manos, y el piso. Siguió con su débil vista el rastro de sangre y se estremeció bruscamente. La escena alrededor de la mesa donde hace un rato cenaba, era indescriptiblemente horrorosa, cuerpos despedazados yacían impúdicamente por toda la sala, algunos aún emitían leves quejidos agonizantes. Su preciosa Ámbar, aun poseía los ojos abiertos, como también lo estaba su pequeño cuello. Lautaro tensó sus músculos para que el alma no le explotara en mil pedazos, comenzó a transpirar de manera furiosa y a deducir ciegamente que esto no era un sueño, era la peor de las realidades, otra vez sus diabólicas alucinaciones le habían hecho caer en su propia trampa, no poseía fuerzas si quiera para sentir desprecio por lo que había provocado.
Pero había alguien que no había sufrido aquel poder devastador, era el sobrino de Ámbar, justamente quien mas fríamente lo había tratado. Estaba tieso observándolo desafiante en el otro extremo del lugar. Lautaro tartamudeó, quiso decirle algo, pero no podía, su mente estaba erosionada. El niño lo miraba de manera punzante, su madre, que aun se mantenía con vida, a pesar de las graves heridas, sollozaba de manera imperceptible. El niño, con movimientos rígidos, tomó un cuchillo de la mesa y se dirigió de manera decidida al sillón donde se encontraba el conmocionado Lautaro. La madre le logró a gritar a su hijo con un hilo de voz “No vayas, no ves que está loco?, te va a matar!”. El niño detuvo en seco su marcha a un par de metros del sillón, giró la cabeza sobre su hombro y respondió sin titubeos “Tranquila mamá, yo no le temo a las arañas”.
FIN
El espejo Roto
El viejo, al ver mi terco escepticismo ante esta rama del esoterismo, decidió contarme una historia del lugar, que juraba verdadera. Sin otra opción, me dispuse a escucharlo simulando más atención de la que verdaderamente le prestaba.
“Hace muchos años atrás, en una casona que aun se encuentra no muy lejos de acá, vivía un joven de aproximadamente veinticinco años con su esposa. Llevaban una vida de lo más corriente, pero un día sucedió algo un tanto difícil de explicar.
El muchacho, acomodando unos muebles, golpeó con su mano el espejo que colgaba en el pasillo principal de la casa. El cristal se quebró en varios pedazos pero se mantuvo en el marco, sufrió así, un profundo corte entre sus nudillos. De repente su mujer irrumpió en el lugar para descubrir que había provocado ese ruido. “Ahora tendrás siete años de mala suerte” dijo con algo de ironía. “Por lo pronto creo que tendré siete puntos de sutura” bromeó con resignación el hombre mientras se proveía de unas vendas.
Al día siguiente el muchacho regresaba de trabajar cansado, es por eso que ansiaba una siesta reparadora. Al dirigirse a su habitación se detuvo ante el espejo roto, miró de reojo su mano vendada con resignación y luego se puso frente a frente ante el cristal. Comenzó a notar algo muy extraño. Los diferentes pedazos del espejo no lo reflejaban del mismo modo. En uno de los trozos el hombre se observaba de la manera esperada, pero en el fragmento que le seguía su imagen se mostraba un poco más avejentada, en la siguiente mas, incluso con un cabello entrecano, otro de los ángulos vítreos le acusaba irregulares arrugas. Así fue observando con desesperante asombro como su rostro, dividido en forma de abanico, aumentaba su edad, formando un ciclo progresivo en el sentido horario.
Se fregó los ojos, pero nada se modificaba, ese espejo le estaba dando imágenes de sus futuras apariencias a través de los años, un espiral de cosquillosa arena le jugueteaba en el vientre. De a poco se fue dejando llevar por la inexplicable situación. Concentró sus sentidos en la imagen en la cual se veía mas anciano, parecía de unos setenta años, su piel estaba muy desalineada y daba la sensación de cierta indolencia. Muy lentamente su imaginación lo fue transportando por un oscuro camino hacia esa etapa de su vida. Se vio llorando, débil, solitario, su mente le proyectaba una sinfonía de guturales palomas merodeando sus oídos, se fundió lentamente en un espeso y sofocante sueño que lo tenía como eje de sus crudas visiones. Hasta que volvió su atención al espejo.
Siguió observando con atención su avejentada imagen en ese trozo de espejo, luego contemplo mas ampliamente todo el cristal, una picazón de confusión le invadía la nuca. El hombre ahora percibía ese reflejo avejentado en el resto de los trozos que componían el espejo roto. Lo comenzó a desesperar la ausencia de sus apariencias más juveniles, se detuvo en el ángulo del marco, había telarañas y mucho polvo. Ahora si estaba desorbitado totalmente, su casa estaba vieja y descascarada, cubierta de tierra, defecaciones de paloma y hojas secas. Corrió hacia el espejo del comedor, allí se pudo ver y sus temores se confirmaron, se veía anciano y decrépito aparentando esos setenta años que le anunció aquella porción de espejo. Ahora todo se lo afirmaba, estaba viejo.
Sobre la mesa, descansaba una carta amarillenta, al parecer llevaba años allí, la tomó en sus manos, limpiándola con ansiedad. Era la letra de su señora que con trazos nerviosos se despedía “Mi amor, no puedo verte así, y yo no puedo vivir de este modo, con un hombre que se pasa los años mirándose en un espejo, se me agotaron las fuerzas, tengo que empezar de nuevo, te pido perdón, espero que esto alguna vez termine..Te Amo”
Fue cuando aquel muchacho se dio cuenta de que una maldición lo llevo hasta esa edad, maniatado en una burbuja opaca de locura y confusión, que su vida se había ido hacia la nada desde aquel día en que rompió el maldito espejo, que los siete años de mala suerte no eran nada ante cincuenta años de locura aciaga”
Cuando mi circunstancial compañero culminó su relato, yo estaba perplejo, juro que no tragué saliva durante lo que duró su historia, la situación me fue dibujada con tal precisión que me cautivó de principio a fin, entonces sentí que le debía una frase.
“Sigo sin creer en las supersticiones” le dije pausadamente “Aunque ahora no creo en ellas porque me parece que se quedan cortas con los castigos que prometen”, el viejo bajo la sombra de la parada, asintió mis palabras con gesto paternal.
Fue en ese preciso instante, cuando lloraron los frenos del Ómnibus que impuntualmente llegaba a mi encuentro. “Llego la hora de irme” le dije enderezándome “Le agradezco por tan bonita historia. Estos pueblos si que tienen leyendas”. Cuando yo ya tenía un pie en el colectivo y otro aun en el cordón de la vereda, me despedí dándole la mano, pero vi algo que me llamó la atención en su maltrecho puño “y esa cicatriz?” la pregunta se me escapó sin aviso. El anciano entonces me mostró sus dientes amarillentos con una sonrisa que hasta el día de hoy me eriza la piel al recordarla.
FIN